domingo, 22 de noviembre de 2009
Los defensores de nuestro cuerpo
En la vida diaria estamos sometidos constantemente a una ingente cantidad de bacterias y virus. Sin embargo, salvo en contadísimas veces, contraemos la enfermedad de dicho agente patógeno.
Cuando tenemos una enfermedad infecciosa el organismo responde de manera autómática. El sistema inmunitario es el que se encarga de destruir de alguna forma estos microorganismos, y lo hace de la siguiente manera.
Nada más meterse el agente patógeno (o antígeno) en nuestro cuerpo, el sistema inmunitario detecta alguna anomalía y actúa creando anticuerpos. Al ser una enfermedad que contrae el cuerpo por primera vez, los glóbulos blancos tardan en fabricar los anticuerpos y linfocitos T suficientes para combatir al antígeno, y como consecuencia, contraemos la enfermedad.
Nuestro sistema inmunitario posee una característica peculiar y es que tiene una memoria inmunitaria. Esto es que si cuando los antígenos que ya nos han atacado una primera vez lo vuelven a hacer por segunda vez, la respuesta inmunitaria de creación de anticuerpos será de impecable rapidez. Como consecuencia de ello los antígenos serán incapaces de provocarnos la misma enfermedad. Cuando se tiene esta circunstancia se dice que el cuerpo es inmune a dicha enfermedad, y muchas veces, de por vida.
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